martes, 11 de noviembre de 2008

Trabajando en la obra


Esto que a continuación se transcribe, es un hecho verídico. Es la explicación de un albañil gallego a la compañía aseguradora que no comprendía, debido a la naturaleza de las lesiones cómo ocurrió el accidente.
El caso fue obtenido a través de una copia del archivo de la aseguradora cuyo texto es como sigue:

“Poder Judicial de Galicia”
Tribunal de Primera Instancia de Pontevedra.
Excelentísimos Señores:
En respuesta a su pedido de informaciones adicionales acerca de mi accidente les informo, en el item Nnúmero uno, sobre mi participación en los acontecimientos, mencioné:
“Tratando de ejecutar la tarea solo y sin ayuda”, como la causa de mi accidente.
Me piden en su carta que dé una declaración más detallada, por lo que espero
que lo que sigue aclare de una vez por todas sus dudas.
Soy albañil desde hace diez años. En el día del accidente estaba trabajando, sin ayuda, colocando ladrillos en una pared del sexto piso de un edificio en construcción en esta ciudad.
Finalizadas mis tareas verifiqué que había sobrado aproximadamente 250 kilos de ladrillos. En vez de cargarlos hasta la planta baja a mano, decidí colocarlos en un barril y bajarlos con ayuda de una roldana (polez) que felizmente se hallaba fijada a una viga en el techo del sexto piso. Bajé hasta la planta baja y até el barril con una soga y con ayuda de la roldana lo icé hasta el sexto piso, luego de lo cual até la soga a una de las columnas del edificio.



Subí luego hasta el sexto piso y cargué los ladrillos en el barril. Volví para la planta baja, desaté la soga y la agarré con fuerza, de modo que los 250 kilos de ladrillos bajasen suavemente (debo indicar que en el item número uno de mi declaración a la policía indiqué que mi peso corporal era de 80 kilos).
Sorpresivamente, mis pies se separaron del suelo, y comencé a ascender rápidamente arrastrado por la soga, debido al susto que me llevé, perdí mi presencia de espíritu e irreflexivamente me aferré aún más a la soga, mientras ascendía a gran velocidad.
En las proximidades del tercer piso me encontré con el barril que bajaba a una velocidad aproximada a la de mi subida, fue imposible evitar el choque. Creo que fue allí donde se produce la fractura del cráneo. Continué subiendo hasta que mis dedos se engancharon con la roldana, lo que provocó la detención de mi subida, y también las quebraduras múltiples de los dedos y de la muñeca.
A esta altura de los acontecimientos, ya había recuperado mi presencia de espíritu y, pese a los dolores continué aferrado a la cuerda. Fue en ese instante que el barril chocó contra el suelo, el fondo del mismo se partió y los ladrillos se desparramaron. Sin los ladrillos el barril pesaba aproximadamente 25 kilos.
Debido a un principio físico simplísimo comencé a descender rápidamente hacia la
planta baja. Aproximadamente al pasar por el tercer piso me encontré con el barril
vacío que subía, en el choque que sobrevino, estoy casi seguro, se produjo la quebradura de los tobillos y de la nariz. Este choque felizmente disminuyó la velocidad de mi caída de manera que cuando aterricé encima de la montaña de ladrillos solo me quebré tres vertebras.
Lamento sin embargo informar que cuando me encontraba caído encima de los ladrillos, con dolores insoportables y sin poder moverme, y viendo encima de mí el barril, perdí nuevamente mi presencia de espíritu y solté la soga…
Debido a que el barril pesaba más que la cuerda, descendió rápidamente y cayó encima de mis piernas, quebrándome las dos tibias.
Esperando haber aclarado definitivamente las causas y desarrollo de los hechos, me despido atentamente.
Será justicia.

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